Diccionario del diablo (Ambrose Bierce)

El escritor estadounidense Ambrose Bierce (1842-¿1914?), una de las plumas más irónicas e irreverentes de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, nos regaló su propio diccionario, toda una joya, El diccionario del diablo, que es una recopilación de entradas sui generis, nada complacientes con el ser humano, al que no deja en buen lugar. Un diccionario que, pese al paso del tiempo, sigue estando de actualidad.

El diccionario del diablo conecta muy bien el espíritu del autor, sarcástico pero lúcido como pocos. El libro fue escrito por partes, e insertado en sus columnas de prensa, y fue compilado ya con formato de diccionario tras la muerte del autor (se cree que en 1914, cuando desapareció en Chihuahua, México, supuestamente porque estaba luchando con o contra el ejército de Pancho Villa, dependiendo de las fuentes, algo que se pone en duda, pues por entonces el autor ya tenía setenta años y no se le presuponía la energía suficiente para entrar en batalla.

Ambrose Bierce había desarrollado diversos oficos (linotipista, albañíl, camarero, sereno) antes de alistarse, con dieciohco años, en el ejército para combatir en la Guerra de Secesión.

Finalizada la guerra, y establecido en San Francisco, comenzó en 1868 su carrera como periodista de la mano de The News Letter, y en una de sus secciones, “The Town Crier”, comenzó a dar muestras de su ingenio y sátira endiablados. Es autor de libros como El monje y la hija del verdugo (1892), Cuentos de soldados y civiles (1892) y Fábulas fantásticas.

No es nada infrecuente ver algunos de sus textos más breves en antologías de grandes maestros del microrrelato y del relato corto.

3 relatos cortos de Ambrose Bierce, un maestro de la ironía

Algunas entradas de El diccionario del diablo (Ambrose Bierce)

Ábaco: En arquitectura, parte superior de una columna, sobre la cual, si se trata de una buena obra arquitectónica, se posa la pensativa cigüeña para reflexionar acerca de asuntos inefables.

Abdomen: Altar que guarda el objeto de la más sincera de las devociones del hombre.

Abogado: Profesional especializado en burlar la ley.

Abstemio: Que no bebe alcohol, a veces nada, y a veces, casi nada.

Admiración: Reconocimiento cortés de la semejanza entre otro y uno mismo.

Amistad: Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero solo a uno en caso de tormenta.

Canonizar: Convertir en santo a un pecador muerto.

Embargar: Término legal que significa robarle a un don nadie.

Fanático: Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.

Historia: Relato, casi siempre falso, de las hazañas, casi siempre carentes de la menor importancia, que realizan gobernantes, casi siempre deshonestos, y soldados, casi siempre necios.

Historiador: Cotilla de amplias miras.

Inmodesto: Que tiene un gran concepto de sus propios méritos y ni la más remota idea de los méritos ajenos.

Inventor: Persona que construye un ingenioso ordenamiento de ruedas, palancas y resortes y cree que eso es la civilización.

Pleonasmo: Ejército de palabras que acompaña a un cabo del pensamiento.

Plural: Problemas.

Política: Conflicto de intereses disfrazado de lucha de principios para manejar el interés público en provecho privado.

Veraz: Tonto e iletrado.

Más información sobre El diccionario del diablo, de Ambrose Bierce

Ambrose Bierce, desaparecido (La República Cultural)

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Última actualización el 2023-03-22 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados

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